Ya son una ‘legión’ los hombres y las mujeres adictos a los suplementos alimenticios en todo Occidente, y parece que su número va en aumento. De hecho, el mercado de estos productos (concentrados de vitaminas, minerales, oligoelementos, bebidas, alimentos energéticos…) que prometen bienestar, salud, eterna juventud o mejorar el rendimiento deportivo se ha convertido en millonario gracias a la presión del marketing y la publicidad. Así lo demuestra el informe de la Goverment Accountability Office (GAO) de EEUU, una agencia independiente que trabaja para el Congreso estadounidense.

Al parecer, en tan solo un año (de 2009 a 2010) casi la mitad de todos los adultos estadounidenses consumía suplementos, incluyendo vitaminas, minerales o hierbas, y según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC, sus siglas en inglés), sus ventas superaron los 30 billones de dólares en el último año del estudio. No solo el número de suplementos en el mercado ha crecido de manera exponencial al otro lado del Atlántico, pasando de unos 4.000 en 1994 a cerca de 55.000 en 2009. A nivel mundial, según el informe Nutrition Business Journal, el mercado de la nutrición y los suplementos se situó en 96 billones de dólares en 2012. Un año más tarde, eran 104.

Según el European Food Information Council (EUFIC), “el objetivo de estos productos es aportar los nutrientes que no se consumen en cantidades suficientes. Están disponibles en diversas dosis y combinaciones diferentes. Sin embargo, solo se necesita una cierta cantidad de cada uno de ellos para que nuestro cuerpo funcione, por lo que dosis más elevadas no son necesariamente mejores. En ingestas más altas, algunas sustancias pueden llegar a ser perjudiciales”, argumenta. Por tanto, “estos solo pueden venderse legalmente con una recomendación de dosis diaria y una declaración de advertencia de no excederla”.

Tanto EUFIC como la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación recuerdan que “una dieta que incluya suficientes frutas, verduras, cereales integrales, un aporte adecuado de proteínas y grasas saludables, normalmente, proporciona todos los nutrientes necesarios. Las autoridades sanitarias de la mayoría de los países europeos coinciden en que los mensajes deben centrarse en pautas dietéticas basadas en los alimentos. Los suplementos no forman parte de dichas pautas”.

José Ramón Llorente, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular, aclara: “Efectivamente, una dieta equilibrada tiene más posibilidades de conseguir que nuestra alimentación sea lo más saludable posible. La pregunta es si con ello cubrimos siempre todas nuestras necesidades en cuanto a nutrientes. Y la respuesta es no”. Para este especialista, las razones “que nos lo impiden son la excesiva explotación de la tierra, que causa la pérdida de nutrientes en los cultivos; el abuso de sustancias con elevado índice toxémico (bollería, bebidas azucaradas y gasificadas, etc.) o de destructores (nitratos, potenciadores del sabor, aditivos y conservantes, entre otros)”.

De la misma opinión se muestra Amil López, nutricionista y creadora del proyecto de salud www.dietacoherente.com: “Seguir una alimentación sana y equilibrada debería ser suficiente. Pero los métodos de cultivo, los contaminantes ambientales y el estilo de vida juegan en contra”.

Otro inconveniente es el que apunta Ata Pouramini, experto en Nutrición y quiropráctico en Valencia. Para este experto, “la super demanda de productos como la carne y la cría industrializada de las reses y aves ofrece unos productos con valores nutritivos muy por debajo de los límites deseables que, incluso, como asegura la OMS, en ocasiones pueden ser perjudiciales. Si hablamos de verduras que ya no presentan el olor y el sabor de las tradicionales (crecidas en la huerta) estamos, sin duda, ante un alimento que ha perdido los nutrientes esenciales”. Insiste en que “la vida moderna, con los tiempos laborales para almorzar, las comidas rápidas, en definitiva, la base de la alimentación actual presupone la existencia de estados carenciales”.

Evidencias científicas: condoprotectores

En medio de esta polémica, parece cierto que el mercado actual se abastece de viejos y nuevos suplementos. Unos de los últimos en llegar son los condoprotectores, cuyo aval científico va en aumento y se presenta como fundamental en la terapia de la artrosis y en las lesiones deportivas.

Manuel Villanueva, traumatólogo, cirujano ortopédico, director médico de Avanfi (www.avanfi.com) y presidente de la Asociación Española de Cirugía Ecoguiada (AECE), aclara: “Han demostrado la capacidad de preservación a largo plazo del cartílago. Los condroprotectores han superado en evidencia científica de eficacia a otros productos como el colágeno o el magnesio”. Son los denominados SYSADOA, insiste, “los únicos específicos para tratar la dolencia porque actúan directamente sobre la articulación afectada. Alivian el dolor, mejoran la movilidad y frenan el deterioro de la articulación. Entre ellos están el condroitín sulfato o el sulfato de glucosamina”.

El doctor Villanueva, primer traumatólogo español premiado por la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (AAOS) y también el primero en el mundo galardonado por la institución en el campo de la cirugía ultra mínimamente invasiva guiada por ecografía para lesiones deportivas y traumatológicas, resalta que “estos productos están acaparando la atención de los especialistas porque, además, podrían jugar un papel en pacientes con cáncer”.

La revista Supportive Care in Cancer se hizo eco de un estudio en fase II sobre la eficacia de la combinación de condroitín sulfato y glucosamina para el tratamiento del dolor articular de moderado a severo en 53 mujeres con cáncer de mama que hubiesen iniciado el tratamiento con inhibidores de aromatasa. Dicha combinación en este grupo de estudio radica en que el tratamiento con el citado fármaco (que bloquea la síntesis de estrógenos y frena el crecimiento del cáncer) también puede provocar la degradación del cartílago y, por lo tanto, desencadenar o empeorar el dolor articular y la artrosis”, recalca.

Al final del estudio, realizado en la Universidad de Columbia (EEUU), “un 46% de las pacientes mejoró de sus síntomas. En las conclusiones, los autores determinan que la combinación permite una mejora moderada de los síntomas, con efectos adversos mínimos, por lo que sería necesario confirmar dicha eficacia en un ensayo clínico comparativo con placebo”, apostilla el presidente de la AECE.

Nuevo ‘dopaje en deportistas’

En el otro lado de la balanza se sitúan los productos que han liderado el protagonismo del debate de los suplementos nutricionales de los últimos años y que más críticas han recibido: los destinados a los deportistas. Productos que están viviendo un relanzamiento dentro de nuestras fronteras asentados en las estanterías de las incontables tiendas que han abierto sus puertas por todo la geografía española. Para el director médico de Avanfi, “muchos de los productos que se comercializan y que, por ejemplo, prometen un aumento de la masa muscular, no tienen ninguna evidencia científica detrás. Es el caso de los polvos proteicos o los suplementos de aminoácidos que se han popularizado últimamente”. Es más, insiste, “los deportistas deben tratar de satisfacer sus necesidades energéticas crecientes a través de los alimentos comunes (por ejemplo, yogur, cereales, etcétera). Si hay momentos en los que no hay tiempo para seguir la dieta, los suplementos líquidos que proporcionan una buena fuente de carbohidratos, cantidades moderadas de proteínas y otros nutrientes, pueden ser una alternativa”.

Opina lo mismo Ata Pouramini: “Esta moda puede ser peligrosa si no existe un férreo control médico. Queremos estar muy fuertes y atléticos en el menor tiempo posible e, incluso, sin practicar el ejercicio que se requiere para ello. De ahí el ‘boom’ de algunos compuestos, que a veces incumplen las normas sanitarias y que, incluso, se han estado vendiendo en los gimnasios sin ningún control”. Son productos “que están dando problemas sobre todo a nivel de salud cardiovascular. Ahora bien, si un deportista profesional, de élite o aficionado está controlado por su médico y éste le aconseja un suplemento, debe tomarlo”, insiste.

Quién debe tomar suplementos

Los expertos consultados por LVR aclaran que están indicados en: niños, jóvenes o adultos que siguen una alimentación incompleta, personas que evitan algún alimento en su dieta (vegetarianos, intolerantes, alérgicos, aversiones alimentarias…), afectados de patologías que interfieren en la alimentación (anorexia, diarrea, estreñimiento, mala absorción…), mujeres en determinadas etapas de la vida (concepción, embarazo, lactancia, menopausia) o personas que realizan actividad física muy intensa o aquellas personas en situaciones especiales donde sus requerimientos energéticos son mayores (estrés, insomnio, exámenes, dietas…).

¿Cuáles pueden resultar perjudiciales?

Cuando “las dosis o la calidad del suplemento no sean las deseadas. O un complemento que no es el requerido para cada situación. Además, cualquier nutriente añadido que se administre sin conocer sus características o los requerimientos de quien lo va a utilizar puede resultar perjudicial”, detalla José Ramón Llorente.

Corrobora sus declaraciones el experto de Valencia: “En todos los suplementos, los aditivos que contengan, como en el caso de los propios alimentos, pueden ser perjudiciales. Atención a los compuestos de las vitaminas E y A, las liposolubles, que se acumulan en los tejidos y pueden interferir con algunos medicamentos. También los basados en la Vitamina B, en especial, la B2, que no se recomiendan para los enfermos de cáncer puesto que interfiere en el tratamiento de quimioterapia”.

El mensaje, por tanto, es: seguir una dieta sana y equilibrada y apostar por la recomendación médica para, en caso de necesidad, complementar la alimentación con suplementos nutricionales.

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